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CRÓNICA. Un fuego que no se apaga: La verdad y la palabra nos harán libres.

Esta crónica visual es la primera muestra del acompañamiento y la convivencia en la que participó Elizabeth Díaz, integrante de la Colectiva Sueña Dignidad, quien viajó la semana pasada para conversar y conocer los espacios habitados por las Mujeres Mazatecas de la Asamblea por la Libertad, a un mes de su levantamiento de sus autodefensas. A través de sus palabras, resguardan y avivan fuerzas para hacer posible la creación de un comité de autodefensas en respuesta a de cateos y detenciones ilegales que han ocurrido después del asesinato del niño Gelacio «N», efectuado por elementos policiales del municipio.

Por cuestiones de seguridad y cuidado, se cambiaron algunos nombres, espacios y horas.

La Sierra Mazateca, resguarda entre sus montañas a la comunidad indígena mazateca de Eloxochitlán de Flores Magón, se encuentra a más de 260 km del Estado de México. Las opciones de transporte son limitadas y requieren varias horas de viaje en auto particular, o en autobús, alrededor de 10 horas, además de tomar otro medio de transporte para llegar directamente a la comunidad. En este lugar, es poco común encontrar calles pavimentadas y de fácil acceso. La mayoría de la población camina al menos 2 horas desde el centro hasta sus barrios.

Una comunidad herida:

Desde 2020 hasta hoy, he perdido la cuenta de cuántas veces he recorrido esta carretera. Al transitarla, se puede conocer las dificultades que se deben superar, ya que la falta de infraestructura y atención política hace que nuestras llegadas sean inaccesibles.

La llegada a Huautla tuvo sus complejidades. Desde esa zona, sólo existen dos formas de transporte para llegar a Eloxochitlán: en auto particular o en autobús. Por motivos de seguridad, tratamos de variar nuestros viajes, durando entre 8 y 10 horas. Aunque no somos parte de la comunidad, también hemos experimentado hostigamiento y persecución.

En los trayectos colectivos se puede percibir la tensión por la que atraviesa la comunidad. La noticia en boca en boca, las redes sociales y cadenas de WhatsApp son las principales fuentes de información entre la comunidad mazateca. La noticia del asesinato de Gelacio «N» fue un evento que estremeció y llenó de rabia a quienes transitan por el territorio. Mientras avanzó, notó entre conversaciones, que mencionan el asesinato como una forma de mantener presente y conmemorar la presencia de Gelacio.

https://heraldodemexico.com.mx/nacional/2023/6/4/justicia-para-gelacio-la-familia-del-nino-asesinado-de-dos-tiros-en-oaxaca-exige-castigo-contra-policias-511165.html

A pesar de todo lo que ha acontecido en la comunidad, no se logra apagar su llama, que permanece prendida en forma de la resistencia y se fortaleció el 14 de diciembre de 2014, cuando 40 familias pertenecientes a los 12 barrios (Agua Iglesia, Agua de Cueva, Agua Colorada, Centro, Puerto Rosete, La Cabaña, San José Buenavista Peña Colorada, Mina de Oro, Agua Máscara, Barrio Escopeta y Agua de Luna) fueron perseguidas por su lucha y búsqueda de emancipación como pueblo indígena que ha enfrentado históricamente violencias derivadas del despojo y saqueo de su territorio. Esto condujo a la criminalización y prisión política de quienes se posicionaron en defensa de sus territorios.

A ellos se les nombra con profundo respeto y se exige su pronta liberación:

  • Jaime Betanzos
  • Omar Morales
  • Alfredo Bolaños
  • Herminio Bonfil
  • Fernando Gavito
  • Francisco Durán

Mujeres que atizan el fuego:

Más de 35 mujeres acompañan la Asamblea Libertaria por los presos políticos de Eloxochitlán. Desde hace 9 años, esposas, hermanas e hijas han sostenido y avivado la lucha para proteger su territorio y exigir la libertad de las más de 40 familias criminalizadas y desplazadas.

Llegamos a Eloxochitlán y nos dirigimos a la casa de Jaime Betanzos, preso político desde hace 9 años. En la entrada de la casa se puede observar una lona que dice: «Jaime Libre». En la sala de su hogar, una foto de los hermanos Flores Magón se entremezcla con otros objetos que forman parte del hogar. Debajo se encuentra una foto de la boda de Jaime y Eusebia, un matrimonio de maestros perseguidos por buscar la autonomía de su pueblo. A medida que cae la noche, el hogar de Eusebia, Jaime y su familia se siente un lugar seguro ante la presencia de personas cercanas. Pero afuera el tránsito de camionetas costosas y que nos comentan son parte del grupo caciquil nos observa y documenta a quienes estamos dentro. Mientras se escuchan los coches pasar, trató de dormir para al otro día poder reunirme con el Comité de Mujeres Autodefensas.

Guardianas de Barrio Escopeta.

La problemática que aqueja a la comunidad no solo ha arrebatado la libertad a las familias de los seis presos políticos; hasta ahora, existen 21 personas con órdenes de aprehensión que llevan más de nueve años desplazadas por esta situación, a pesar de que se han demostrado que los delitos de los que se les han acusado son falsos, mediante amparos federales y libertades. Sus paraderos son desconocidos, pero sus hijas, esposas, madres y hermanas han sido quienes han sostenido su ausencia en casa y en el campo. Esto ha alterado los planes de vida de todas las personas perseguidas políticamente, desde agresiones verbales y físicas por parte de personas afiliadas al grupo caciquil, hasta cateos ilegales como en el caso de Adelina, quien vive con sus siete hijos menores de edad y ha tenido que sacarlos adelante sola.

Con el reciente asesinato de Gelacio «N», el miedo y la desesperación han inundado los barrios, provocando el surgimiento de un Comité de Autodefensas liderado por mujeres dispuestas a dar la vida por la integridad de sus familias. Tuve la oportunidad de estar presente en el inicio de su levantamiento y de visitarlas para esta crónica visual.

La violencia y la prisión política las han obligado a trabajar tres jornadas más para poder sostener a sus familias. Entre sus responsabilidades se encuentran el trabajo doméstico, las labores en el campo, asistir a los tribunales y ahora también realizan rondines con antorchas de fuego, para asegurarse de que sus seres queridos que aún conservan la libertad no sufran más daños. Sin embargo, esta libertad es limitada, ya que sus vidas no han vuelto a ser las mismas desde aquel fatídico 2014.

El fuego que no se apaga: la palabra y la verdad son nuestras armas

Mujeres Mazatecas Autodefensas

El camino hacia Barrio Escopeta es arduo para aquellas que no estamos acostumbradas a la montaña; sus veredas son de tierra y piedra. Todos se conocen bien, y están al tanto de las historias de lucha y resistencia. Algunos prefieren no opinar, mientras que otros apoyan y acompañan en la medida de sus posibilidades.

Al llegar me reciben cuatro mujeres que han decidido salir a la luz pública para representar a sus compañeras. Utilizan pasamontañas y paliacates, todas llevan un sombrero tradicional de la comunidad, el mismo que usan mientras trabajan en el campo, me reciben amablemente, indicándome el camino para sus espacios de resguardo, al caminar, puedo ver sembradíos de milpa y plantas varías, me explican que eso apenas les alcanza para la comida del diario y deben de buscar otros trabajos para solventar los gastos, su pisada es rápida, segura y fuerte, llegamos a una casa con vista al pueblo, ahí nos sentamos a tomar café para poder hablar e iniciar a tomar un par de fotos entre preguntas y denuncias.

Mi corazón es un cumulo de emociones, admiración, coraje y preocupación, la valentía con las que se enfrentan a un estado indolente y corrupto me inspira- enstristece a la vez.

En mi libreta escribo sus nombres, sus descripciones y con mi cámara las retrato:

JULIA

PAULA

CECILIA

FANNY

En sus miradas se refleja la llama encendida de muchos otros procesos que han demostrado que los caminos de la autonomía son posibles ante el terror y la omisión del Estado.

Al final del día bajamos a las tierras comunales del Barrio, se preparan con leña para prender una fogata que desde hace más de un mes sostienen y recuerdan a quienes les acechan que no están solas, se tienen a ellas, a la verdad y la palabras, que puede contra su fuerza y abusos de poder. El humo, se puede ver desde varios puntos del pueblo, conversamos, reímos, alzan sus bastones para pedir ante mi cámara y los muchos otros seres que están al pendiente de su lucha:

Desde estás montañas de la Sierra Mazateca, nos defendemos, queremos libertad, justicia y paz. Exigimos al Gobierno de Oaxaca, inmediata atención y libertad a nuestros presos y desplazados, injustamente.

¡Libertad, libertad a los presos por luchar!

Mujeres Mazatecas Autodefensas

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